jueves, 26 de mayo de 2011

Don Regalón

Tercer cuento de la infancia. Sobre algo que da algo de penita contar.

Mamá siempre  decía que a mí me compraron en Don Regalón, que a mi hermana la compraron en Becco y que a mi hermanito lo compraron en Grafiti.
-¿Cómo es eso mamá? Yo no he visto que en Don Regalón vendan bebés.
-No Isabel Eugenia, es un decir, con eso me refiero a que cuando naciste, yo te compre toda tu ropita de bebé en Don Regalón.
-¿Entonces sino fue ahí en donde me compraste?
-Que dices loca, si yo no te compre yo te tuve. ¿O es que acaso no te recuerdas de cuando nació tu hermano?
- Si mamá ya yo me sé ese cuento. Nació en la clínica porque te tuvieron que cortar la barriga para sacarlo. Ya yo sé que salió de una semillita que tú te tragaste y te fue creciendo de la barriga. ¿Pero entonces dime mamá, en dónde fue que compraste esa semilla?
-Pero Isabel, si yo compre ninguna semilla ni tampoco me la trague. Esa semilla emmm digamos que me la regalo tu papá.
-¡ay mamá no te entiendo nada!
Mamá que parecía reírse de toda lo que decía, se veía ahorita algo preocupada. Se sentó a mi lado y me dijo que todavía era muy pequeña para entender estas cosas. ¿Pero de qué cosas estaría hablando? Solía escuchar mucho esta respuesta de mamá, era lo que siempre me decía al ocultarme algo. Los adultos se le pasan guardando secretos de los niños. Ellos creen que no se dan cuenta, pero siempre tienen esa manera de no decir la verdad completa de las cosas.
Como hubiese deseado que mamá me hubiese dicho la verdad sobre esto, y no me hubiese enterado una semanas después por mi primo.
Nos encontrábamos mi hermana Camila y yo un domingo jugando con nuestras Barbies en el jardín de la casa de mi abuela. Estábamos riéndonos felices en nuestro juego, cuando en eso llega mi primo Juan Diego. Iba todo arreglado y perfumado, llevaba la camisa por dentro, y sus mocasines brillaban de lo pulcro que estaban. Mamá siempre decía que Juan Diego parecía un principito, pero mi hermana y yo sabíamos que por dentro llevaba un demonio.
Como Juan Diego recién cumplía los 10 años, ya creía que se las sabía todas. Se dirige hacia nosotras con un aire de orgulloso, y nos pregunta:
-¿Ustedes saben de dónde vienen los bebés?
-  Claro que sí, no somos gafas. Vienen de una semillita.-le respondo yo.
- Beeerro pero que inteligente la niña. – me dice él con un tono sarcástico- ¿y sabes de dónde viene la semilla?
- Buenooo sí. De un regalo que papá le hace a mamá.
-.Esta bien pero ¿Quieres saber cómo se la regala?
-Ella ya sabe. Ahora déjanos tranquilas- interfiere mi hermana.
Pero mi primo la ignora. Nos arranca a la Barbie y al Ken de la mano, y nos explica  como mamá y papá se quitan la ropa, como se montan uno encima del otro, como empiezan a hacer gemidos intensos.  Muy malévolamente mi primo nos explica esa cosa a que llaman: LA SEXUALIDAD.
Nada de lo que decía Juan Diego tenía sentido, sentía como mi cabeza daba vueltas y empezaban a salir lágrimas de mis ojos:
-¡Claro que  no, mentiroso!- le grité furiosa a mi primo- Mamá y papá no hacen eso, parecen unos animales. Y aquí el único animal eres tú.
- Si ni lo hicieran, tú no estarías aquí- me responde él- pregúntale a tu hermana, ella sabe.
Miré a mi hermana, pero ella se quedo callada mirando a la grama. Lo que decía Juan Diego era verdad, ella lo sabía.
Salí corriendo hacia el columpio a llorar. Estaba bastante enojada con todo el mundo. Con Juan Diego por haberse burlado de mi y por haber maltratado a mis Barbies. Con Camila por nunca haberme contado nada de esto, yo pensaba que ella y yo nos decíamos todo. Y con mamá por no haberme dicho la verdad completa cuando yo se lo pregunté.
Otra sensación extraña surgió en mí. Me quede traumada y confundida por lo que me había dicho mi primo. No me podía imaginar a mamá y a papá haciendo eso, me daba como penita hasta pensarlo.
Para ese momento a mí me gustaba un compañerito de mi clase, a veces me imaginaba que me casaba con él. Pero nunca me había imaginado lo que tendríamos que hacer para tener bebés juntos. ¡Noo vale, que asco! ¡Yo no voy a dejar que él me vea desnuda! Lo mejor es que me compre mis semillas en Don Regalón, y tenga a mis hijos yo sola.

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